El diseñador y fundador de la popular firma de moda Kenzo murió a los 81 años de edad en París el pasado domingo debido a complicaciones relacionadas con el coronavirus. Conocido por sus coloridos gráficos, estampados inspirados en la jungla y un ecléctico uso del color, él fue el primer diseñador japonés en ganar notoriedad en la escena de la moda parisina.
Nació en Himeji, cerca de la ciudad de Osaka, y decidió coger un barco a París en 1965 a pesar de que apenas hablaba francés. Se asentó en Francia en los años 60 y pasó allí el resto de su carrera. Al principio vendía bocetos a las casas de moda, pero después decidió intentarlo por su cuenta con una tienda llamada “Jungle Jap”, la cual decoró él mismo con un poco de dinero.
Sus prendas estaban profundamente influenciadas por diseños japoneses. Takada decía que no quería hacer lo que los diseñadores franceses estaban haciendo. Su Japón nativo continuó siendo su fuente de inspiración para cada colección que hacía y mantuvo el uso de colores y volúmenes vibrantes todo el tiempo. Su gran oportunidad llegó finalmente cuando la revista de moda Elle puso uno de sus diseños en su portada, y cuando editores de revistas de moda internacionales asistieron a su desfile en 1971.
Inicialmente hubo cierta controversia con su marca, ya que había llamado a su marca “Jap”, un término que en los Estados Unidos algunos encontraban ofensivo. Él sabía que tenía un significado peyorativo, pero si hacía algo bueno, podría cambiar su significado. Así renombró su firma con su propio nombre, y nació Kenzo.
Kenzo Takada era increíblemente creativo, con un toque de genialidad imaginaba una nueva historia artística y colorida combinando Oriente y Occidente (su Japón nativo y su vida en París). Desde los años 70, infundió en la moda un tono de ligereza poética y dulce libertad que inspiró a muchos diseñadores después de él. Su amor por viajar y el uso de influencias étnicas fueron características fuertes en las tres décadas que estuvo dirigiendo su firma.
En 1990, Kenzo vivió el peor año de su vida, su pareja murió y su socio tuvo un derrame cerebral, por lo que vendió la empresa a LVMH (Louis Vuitton Moët Hennessy) para no tener que hacerlo él solo. Estuvo en la firma unos pocos años más y se retiró de la moda en 1999 cuando tenía 60 años. En un principio, iba a pasar solo dos años en París, pero al final pasó el resto de su vida allí. Con sus “casi 8.000 diseños”, el diseñador japonés nunca dejó de celebrar la moda y el arte de vivir.
Su contribución al estilo fue muy significativa. Defendió una estética juvenil y una forma desestructurada, y eliminó las cremalleras para liberar siluetas. Los rasgos característicos de su firma eran mangas más anchas y agujeros para los brazos, que recordaban los estilos históricos de su continente asiático, su hogar. Hoy, su optimismo, entusiasmo por la vida y generosidad continúan siendo los pilares de su firma.